En un mundo enfermo de codicia y hedonismo, ONGs,
activistas, movimientos sociales, Occupy, indignad@s y, en general, millones de
personas militantes y comprometidas luchan día a día contra los síntomas de
esta enfermedad.
Los más vulnerables del planeta, especialmente mujeres y
niñ@s se llevan la peor parte, sufriendo más que ningún habitante las
consecuencias de la desigualdad social, de los conflictos armados, de la
injusticia y la discriminación.
Un mundo basado en relaciones de poder: el poder que dan las
armas, el poder que da el capital.
Pueblos sometidos por la fuerza de las armas y por el
interés del capital.
Pueblos desamparados por sus gobiernos y por la comunidad
internacional.
Comercio de armas y paraísos fiscales: un círculo vicioso de
muerte, violaciones, desplazamientos forzados, discriminación, exclusión,
pobreza e injusticia social para el 99%. A la vez que un círculo virtuoso de
poder, beneficios económicos e influencia política para el 1%.
Sólo factores externos serán capaces de romper este
ciclo. Millones de personas
militantes y comprometidas luchan día a día contra los síntomas de la
enfermedad, pero la cura definitiva depende de todos y cada uno de nosotros.
Nosotros, el 99%, somos el factor externo que romperá el círculo vicioso en el
que estamos inmersos.
El cambio empieza en nosotros mismos, en la medida que nos convertimos en defensores de la justicia social y ecológica.
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