domingo, 18 de marzo de 2012

Acortar distancias


Los medios de transporte han acortado la distancia entre los pueblos y ciudades de este mundo global.
Las tecnologías de la información y la comunicación han acortado la distancia en la transmisión de información.
El progreso científico y tecnológico ha acortado la distancia entre nuestro Planeta y el universo.
Sin embargo, hay algo en lo que el ser humano aún no ha dado un salto histórico como el que se ha dado en otros aspectos de la ciencia y la tecnología en la edad moderna. Me refiero a la distancia mental existente entre el bienestar de unos pocos y el sufrimiento de una inmensa mayoría.
Acortamos distancias en la medida que conseguimos conectar de forma más rápida, ágil y sencilla. Hoy en día podemos cruzar un océano en horas, y conocer lo que ocurre en nuestras antípodas con un sólo click.

No obstante, el sufrimiento ajeno sólo lo experimentamos y lo compartimos cuando lo sentimos muy cerca. Y sólo a través de la empatía se llega al compromiso y a la acción en la defensa de los otros con los que nos sentimos identificados. Y es precisamente esa identificación la que nos hace sentir en primera persona la amenaza que dispara nuestro compromiso.

Hemos encontrados medios y herramientas para conectar con los demás, por muy lejos físicamente que se encuentren. Pero sigue habiendo un distancia astronómica en la mente y los corazones de las personas. La distancia que permite a muchos vivir ajenos al sufrimiento de los demás, salvo en el caso de que la desgracia de estos afecte al bienestar de aquellos.

Sólo cuando salvemos esa distancia mental y emocional, fruto de un proceso de transformación individual, podremos hablar de un verdadero progreso de la humanidad. Quizá el mayor reto de la sociedad actual.

La tecnología ha cambiado la forma en la que nos conectamos con el mundo. La empatía cambiará el mundo.


El buen samaritano (según Delacroix) 1890 - Vincent van Gogh (1853-1890) Kröller-Müller Museum

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