jueves, 22 de septiembre de 2011

Oportunidades perdidas


En nuestro mundo existen desigualdades sociales tan arraigadas que convivimos con ellas y ya apenas nos conmueven. 

Descubrir que la desigualdad y la injusticia social que reconocemos habitualmente a nuestro alrededor, son un problema derivado de la falta de oportunidades de quien las padece. Que hay costumbres que favorecen el arraigo de la discriminación. Que la falsa ilusión de felicidad que nos produce el consumismo es el alimento de nuestro ego. Y cuanto más crece nuestro ego y nuestra codicia, mayor es la brecha existente en la distribución de la riqueza, y más tolerantes nos volvemos con la discriminación y la desigualdad. Omitiendo que al elegir esta vida hedonista, que al aceptar las costumbres sin más, estamos robando las oportunidades a los más débiles y desfavorecidos. 

Sólo los que tenemos oportunidad de elegir podemos romper las barreras que nos impone el sistema, permitiendo así que los menos privilegiados recuperen las oportunidades perdidas.


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