domingo, 6 de febrero de 2011

A través del chadari

(EN)

El chadari es la vestimenta tradicional de las mujeres pashtunes en Afganistán.

El enmallado del chadari tiene dos caras y un solo tejido.

Por una cara, la que da al exterior, desde occidente se ve a una mujer oprimida bajo el peso de una vestimenta, sometida, carente de libertad y discriminada por razón de género.

La otra cara, la interior, ve una mujer que usa el chadari para protegerse a sí misma. Mujeres que tienen dignidad y orgullo, obedeciendo al Dios Todopoderoso y asegurando que ellas y sus familias serán protegidas contra el violador y todas las formas del mal que están presentes en las sociedades occidentales.

El debate sobre su uso es polémico y aún está abierto en occidente. Países de la UE legislan a favor de su prohibición en lugares públicos. Ocurre lo mismo en Universidades sirias y egipcias, donde su uso también está prohibido.

Sin entrar es esta polémica, creo más interesante hablar del tejido del chadari. ¿Qué hilos forman el tejido con el que se teje el chadari?

Si extrapolamos esta pregunta al tejido social afgano podemos obtener algunos datos reveladores.

Según WFWI (Women for Women International), con presencia en Afganistán desde 2002, estos son algunos datos del país:

  • En una encuesta de 2008 de 4.700 mujeres afganas, el 87,2% había experimentado al menos una forma de violencia física, sexual o psicológico o el matrimonio forzado en su vida.
  • 85,1% de las mujeres no tienen educación formal.
  • 74% de las niñas abandonan la escuela antes del 5 de grado.
  • Sólo el 1% de las niñas en las comunidades rurales van a la escuela.
  • Casi el 79% de las mujeres son analfabetas.
  • En promedio, las mujeres afganas dan a luz a siete niños.
  • Uno de cada 62 mujeres muere durante el parto, y en algunas regiones el número es tan alto como 1 de cada 8.

En las elecciones al parlamento afgano en septiembre de 2010, se incrementó, de 328 mujeres candidatas en el 2005, a 406 que se repartirán los 68 escaños reservados para las mujeres en la Cámara del Pueblo, que cuenta con un total de 249 escaños. Mientras que en la Cámara de los Ancianos, la Constitución afgana garantiza 17 escaños a las mujeres de los 102 que hay en total.

Este panorama democrático lo enturbian: primero, las denuncias de fraude electoral habidas en las presidenciales, y segundo, el acoso que han sufrido las candidatas femeninas en campaña electoral.

Denuncian las candidatas que durante la campaña se han registrado hechos tan terribles como:

  • Llamadas telefónicas anónimas amenazantes, tanto de los radicales más extremistas, como de miembros del partido conservador.
  • Derribo de carteles y vallas publicitarias.
  • Carteles manchados con tinta roja.

En el caso de la candidata Najila Angira, mujer empresaria de 30 años, ha recibido amenazas de muerte de parte de los talibanes por su discurso en contra de su anterior régimen.

Según denuncia Malalai Joya, diputada en 2005:

“Las agresiones contra las mujeres no dejan de aumentar, y estas agresiones son ejercidas por grupos de individuos influyentes en su provincia e intocables. La impunidad sigue siendo el principal problema. El caso de Sarah ilustra muy bien el estatus de la mujer en Afganistán: esta joven fue violada por tres hombres de la provincia de Samangan. Ellos fueron inculpados pero Karzai oficialmente les ha soltado en nombre del perdón islámico. Mi pueblo nunca cometió semejantes actos en nombre del Islam. Son los fundamentalistas en el poder quienes utilizan la religión para hacer valer su poder y justificar su crueldad

la educación de las mujeres es la llave de su emancipación”,

La candidata al parlamento en 2010 Farkhunda Zahra Naderi, en su web Chadari | The Window of Power afirma:

"¡Vamos a convertir nuestra debilidad en nuestra fuerza! ¡Yo creo que podemos hacerlo y si usted también lo cree, entonces no dude en unirse a esta lucha! ¡Porque es sólo por los Derechos de la Mujer!"

Valientes mujeres de Afganistán, el chadari no os impide ver más allá de lo que otros pueden ver.

Todo nuestro apoyo.


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